domingo, septiembre 06, 2009

¿En qué quedamos?

Con su lema "Teach the controversy" los creacionistas se empeñan en dos cosas, la primera que hay controversia entre los científicos a la hora de aceptar la teoría de la evolución (que erróneamente llaman Darwinismo) y la segunda en obligar a los profesores a que expliquen en clase la superchería del Diseño Inteligente, esa que dice que la Tierra tiene 6.000 años de antigüedad y todo fue creado por un ser superior. Mi opinión coincide con la de este video (en inglés). La campaña se ha centrado en enfrentarse a los profesores y a la ciencia, y demandar que se explique el creacionismo junto a la evolución ya que si tan segura está la ciencia de tener la razón, ¿qué problema hay? Que los niños aprendan y decidan qué quieren creer. Como si la ciencia fuera algo en lo que uno decide creer o no. Y mientras tanto, un tiempo valioso de aprendizaje se malgasta en repasar una por una cualquier paja mental que un iluminado decida que hay que enseñar.

Pero eso sí, cuando se trata de enseñanzas religiosas, entonces el asunto toma otro cariz. En Quebec, una asociación de padres cristianos se ha querellado con un instituto por enseñar a sus hijos otras religiones en una asignatura llamada "Ética y Cultura religiosa". Esta asignatura es parte del plan de secularización de la escuela, donde antes se elegía entre enseñanza católica, protestante o instrucción moral. Ahora la nueva asignatura enseña a todos los alumnos el mismo temario, y los padres han salido a protestar y han demandado a la escuela. Han perdido y eso que gastaron $100.000 en el litigio. Bien por el juez.

Resulta que enseñar cultura y diversidad de religiones y creencias del mundo en clase de "Ética y Cultura religiosa" está mal porque se inmiscuye en el derecho de los padres a educar a sus hijos. Educar en la ignorancia si acaso.

Enseñar todas las teorías alternativas pseudocientíficas en clase de ciencia a un adolescente que no tiene aún los conocimientos necesarios para discernir entre la palabrería científica y la de verdad, bien. Enseñar a esos mismos adolescentes en qué creen otras personas y cultura de las religiones, mal. Según una de las madres, es confuso para sus hijos que les hablen del Islam cuando aún están aprendiendo a ser cristianos.

Y bien que hacen estos padres. Uno de los argumentos que me hicieron dejar de creer fue darme cuenta que si hubiera nacido en un país con otra religión, yo no habría creido en el mismo dios. De alguna manera entendí que la religión no es un aceptamiento voluntario en la mayoría de los casos, sino un aprendizaje.

Eso lo saben perfectamente.

1 comentario:

Moisés dijo...

Hay enseñanzas, como historia de las religiones o la astronomía, que son devastadoras para los creyentes en edad de pensar.